domingo, 29 de marzo de 2015

Un vuelo sin destino.

- ¿Quien no ha cogido alguna vez un avión o tiene a algún familiar que en alguna ocasión lo haya cogido ?.

El martes 24 de marzo nadie podía prever lo que iba a ocurrir. Un avión Airbus A320 acabaría estrellándose poco antes de la hora del trayecto en la zona francesa de los Alpes. Daría lugar a muchas especulaciones, ya fuese un ataque terrorista, un fallo del avión, por las condiciones meteorológicas... pero nadie se hubiese imaginado que estuviese todo planeado por el copiloto de aquel vuelo, él conocía perfectamente la zona donde estrellaría el avión sin importarle el más de un centenar de vidas que llevaba a sus espaldas.
Esas 150 personas, cada una con una historia diferente pero con algo en común que era el aterrizar en Düsseldorf (Alemania). Temas de negocios, visitas,  aquel grupo de estudiantes alemanes que regresaban de hacer un intercambio en Cataluña, retornos de toda esa gente que por los motivos que fuesen vivían fuera de España, otros mismamente iban en ese vuelo que les servía de enlace a otro que por desgracia no cogerían.

El martes todos recibimos parte de ese impacto, dudas, preguntas, el sentir en parte el dolor que les ocasionaría a los familiares de las víctimas.

Es muy duro ponerse en su piel, el imaginarse a uno mismo en esa situación.

En cuanto supe de la noticia, pensé lo primero en aquellos 16 jóvenes alemanes que habían disfrutado de un intercambio en España, la ilusión que tenían encima de haber podido disfrutar con otros jóvenes y el intercambiar experiencias. Los cuales llegarían entusiasmados a dar un abrazo a sus familiares, durante el trayecto a casa serían abordados por todo tipo de preguntas y ellos felices las hubiesen respondido sin dejarse nada en el tintero, la acción de darles los souvenirs que habrían comprado y por los cuales recordarían un poco más aquella experiencia. Pero que por el contrario, nada de esto pudo pasar, sus vidas se pararon.
Mi corazón se hace más pequeño al pensar en las familias de aquellos niños que les estarían esperando en el aeropuerto, ellos nerviosos y atentos a ver en el panel las palabras "en tierra", las cuales señalan que el avión ha aterrizado y que pueden respirar tranquilos porque ya estarán a su lado.

Otro caso por el que también me dejé llevar fue el de la mujer que viajaba a ver a sus hijos que estaban de erasmus en Alemania, el dolor de aquellos hijos en ese momento no se puede sentir tal cual. Quizá llevaban meses, semanas sin verla, sin sentir de cerca su calor, sus caricias... Su alegría y también nervios por enseñarle a su madre lo que era su nueva vida. Pero por desgracia, también quedó en planes rotos.

Estos dos casos son los que más me han impactado, pues los que me leéis desde un principio sabéis que yo estuve fuera 14 meses, y que en varias ocasiones cogí una decena de aviones. Esas navidades en las que volé dándoles la sorpresa, cuando regresé con mi familia para mostrarles mi vida "austriaca"...

Pero también tuve la oportunidad de realizar un intercambio con algunos de mis compañeros en el 2010, españoles-holandeses. Y puedo hacerme a la idea de lo que pasaba por la cabeza de aquellos chicos alemanes.

Porque en mis conversación siempre está la palabra avión, volar, disfrutar. Uno de mis hobbies es el tomar fotos y si te fijas bien, en la mayoría de ellas puedes apreciar aviones. Una de mis manías al hacer el check-in es elegir las primeras filas y ventanilla. Porque el avión sigue siendo el medio de transporte más seguro para viajar y  aquellas personas que ahora se sienten inseguras por lo ocurrido, las digo que en cualquier momento la vida cambia, no tiene porqué ser en un avión, puede ser en un coche, en la calle...

Si no disfrutáis del momento por el miedo, estaréis perdiendo el tiempo que no sobra.







En recuerdo de aquellas 150 víctimas que se quedaron en el aire.

jueves, 26 de marzo de 2015

Solely.

-Never say goodbye, because saying goodbye means going away and going away means forgetting.



domingo, 8 de marzo de 2015

Que bonita la vida.

- Que bonita la vida cuando baila su baile, que se vuelve maldito cuando cambia de planes. Ahora juega contigo, otras tantas comparte, que bonita la vida.