Con la camiseta de Ramos y la bufanda del Real Madrid me fui a Viena a pasar el día. Tarde amena para una noche épica. Una vez más el Chelsea fue el lugar elegido para echar unos cánticos, gritos y ver el partido.
Partido aburrido hasta el tiempo añadido donde se dio un cambio al rumbo de los 90 minutos. El desfase llegó en la segunda mitad de la prórroga donde los goles al igual que los cánticos se repetían.
Y una frase solamente se oía : "Esto es parte de la historia de nuestras vidas, la décima en buena compañía y en Viena, quien lo diría".
Al día siguiente corría y apenas descanse una horilla. Volví a ir a Viena con la alegría de horas antes y los nervios de la carrera. Los 5km corrí y una vez más orgullosa de mi me sentí.
Estas horas del sábado de 19.30- 12.30 domingo fueron unas de las más felices y que más recordaré. Sumadas al B1 del jueves y a lo que me quedan en estos siete días.
Ahora a poner un broche de oro las 198 horas antes de coger de nuevo el avión.
