lunes, 18 de enero de 2016

Caballero (I).

La brisa del aire en una mañana soleada que iba a juego con su penetrante mirada.

Ambos desconocidos pero con algo de confianza que hizo de aquella excursión un recuerdo en cada palabra.

El atardecer iba llegando mientras en curvas jugábamos, llegando a aquel lugar donde ambos ganamos.

Le sucedió otro día el cual el resto de la ciudad se veía, destellos de relámpagos que a fuegos artificiales se parecían.

Llegó la hora de la despedida y con nervios surgió la fantasía.

No se sabe que pasará en los próximos días...



María JGarcía

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