Ambos desconocidos pero con algo de confianza que hizo de aquella excursión un recuerdo en cada palabra.
El atardecer iba llegando mientras en curvas jugábamos, llegando a aquel lugar donde ambos ganamos.
Le sucedió otro día el cual el resto de la ciudad se veía, destellos de relámpagos que a fuegos artificiales se parecían.
Llegó la hora de la despedida y con nervios surgió la fantasía.
No se sabe que pasará en los próximos días...
María JGarcía