Una silueta bajo el mismo
farol espera ilusionado, ella corre hasta sus brazos como nadie nunca lo
hubiera imaginado.
Ella piensa lo bonito que es
mientras ríen y juegan a estar unidos. Cayéndoles
el anochecer tras su improvisado nido.
Juntos y olvidados por su pura pasión
despiertan acurrucados, él le toma la mano para no dejarla escapar de este
mundo creado.
La fiesta acabó y ella se fue, y abrió el
móvil por última vez para ver la foto de él.
Cada cinco de febrero al anochecer lee la nota de él, en la cuál dice
que espera volver a verla otra vez.
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